Catedral de Córdoba
La Catedral de Córdoba, o antigua Mezquita de Córdoba, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad junto con el centro histórico de Córdoba. El edificio alberga el cabildo catedralicio de la Diócesis de Córdoba y es propiedad de ésta.
Bosque de columnas
La Catedral se caracteriza por contar en su interior con un bosque de 1.300 columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores (rojo y blanco), los cuales constituyen la más célebre y conocida imagen de la Catedral de Córdoba.
Torre campanario de la Catedral
Bajo toda catedral, siempre hay un lecho de catedrales ocultas. En el caso de Córdoba, la actual Catedral ocupa el lugar de la basílica visigótica de San Vicente Mártir, que fue destruida para edificar sobre ella la posterior Mezquita durante el periodo islámico. Esto ocurrió en el año 785 tras la irrupción islámica en Córdoba. El edificio llegó a considerarse el santuario más importante de todo el Islam Occidental, en una época en la que Córdoba era capital de Al-Andalus. Fue la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, por detrás de la Mezquita de la Meca, siendo sólo alcanzada posteriormente por la Mezquita Azul. Este impresionante recinto no sólo poseía finalidad religiosa, sino también social, cultural y política.
Bóveda de la Catedral de Córdoba
El rey Fernando III de Castilla, el Santo, reconquista Córdoba en 1236 y convierte la mezquita en catedral, sufriendo diversas alteraciones que acabarán configurando la actual Catedral de Córdoba. En su entrada en la ciudad, fue su voluntad que la Cruz precediese al pendón real, simbolizando que le importaba más la recuperación de la fe cristiana que la conquista territorial.
Interior de la Catedral
Interior de la Catedral