viernes, 19 de septiembre de 2008

Arrecife Mesoamericano

Frente a las costas del mar Caribe se extiende una parte del gran Arrecife Mesoamericano, la segunda barrera de coral más importante del mundo, después de la Gran Barrera de Coral en Australia, y uno de los tesoros naturales más bellos que esconde el mar. También conocido como Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), se extiende aproximadamente unos 1.000 kilómetros, a lo largo de la costa caribeña de México, Belice, Guatemala y Honduras, concretamente desde la isla Contoy en la punta de la península de Yucatán hasta las Islas de la Bahía en la costa norte de Honduras.


A lo lejos, choque de las olas contra la barrera coralina

En este ecosistema conviven una gran variedad de plantas, peces, corales, esponjas y animales invertebrados. A veces, el arrecife se aproxima tanto a la costa que llega hasta la orilla, como ocurre en el parque Garrafón (isla Mujeres). Lo dio a conocer el comandante Jacques-Yves Cousteau, que anduvo por las costas de Cozumel en los años 60. Buzos, fotógrafos submarinistas y científicos de todo el mundo acuden desde entonces, atraídos por la visibilidad -hasta 60 metros de profundidad en condiciones atmosféricas óptimas- y la agradable temperatura de sus aguas (entre 26 y 28 ºC). Sin embargo, la zona ha sufrido demasiado debido al impacto del turismo, por los huracanes y por la acción del ser humano, que ha llegado a poner en peligro de extinción al coral negro -una especie que se encuentra entre 50 y 100 metros de profundidad-, utilizado para elaborar joyas. Para protegerla se ha creado el Parque Nacional de Arrecifes de Cozumel

La vida de los corales es uno de los procesos más complejos y fantásticos que transcurren bajo las aguas. A primera vista, los arrecifes parecen rocas, sin embargo, son esqueletos calcáreos elaborados por diminutos seres llamados pólipos de coral. A veces, forman intrincadas montañas que en realidad son enormes colonias donde conviven más de 3.000 especies. Una riqueza biológica de la que sacan beneficio los pescadores y la industria farmacéutica, así como el turismo. Los corales frenan la erosión costera, amortiguan el impacto de las olas y son los responsables de esa especie de arena fina y blanca que cubre las playas de la Riviera Maya y que, al estar formadas por partículas de calcio, no queman. Pero el contacto con el ser humano los daña. 

Los corales han sido bautizados atendiendo a su forma. En la costa del Caribe mexicano son comunes los abanicos, los laminados y los candelabros.

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