lunes, 21 de mayo de 2007

Riesgos sociales y éticos

La informática se desarrolló en sus orígenes en el campo militar, ya que la guerra moderna se convertía cada vez más en una guerra de cálculo, de previsión y de organización. Cada vez el tiempo de reacción de que se disponía era menor y era necesario algo más eficaz que el propio ser humano, que se encontraba impotente ante el control del tiempo, de ahí la necesidad de las máquinas. También, la sociedad civil cada vez tenía más volumen de información, que crecía rápidamente. Las grandes calculadoras y los primeros ordenadores fueron acogidos como un acontecimiento que sobrepasaba las operaciones que se podían realizar, es decir, estas máquinas eran capaces de realizar cosas que el hombre jamás podría llegar a realizar. Se pensaba que el ordenador llegaría a suplir al hombre en la toma de decisiones y en la producción de conocimiento, lo que devaluaba la figura del hombre. Apareció la idea de que el hombre ya no podía estar por encima del ordenador, sino que, por lo menos tenían que estar a la misma altura.

Durante los años 40 y 50 se realizaron las más alocadas especulaciones sobre las nuevas máquinas. En 1950 Turing propuso un "test" para determinar si las máquinas podían pensar. El test consistía en que una persona, observador, realizase preguntas a otros dos personajes sin llegarlos a ver, donde uno de ellos era una máquina y el otro era un hombre. El observador tenía que distinguir quién era la máquina y quién era el hombre, y si no los lograba identificar, se podía decir que la máquina actuaba como si pensase.

En esta época, se intentó construir animales artificiales, aprovechando que tenían un sistema nervioso menos complejo que el del hombre. Grey Walter construyó una tortuga artificial, que tuvo un gran éxito.

Wiener fijó, desde 1950, las bases del discurso del que la informática tomó la mayor parte de sus grandes temas durante los decenios siguientes. A Wiener le fascinaba tanto la información como la entropía, que según él, era la tendencia de la naturaleza a destruir lo ordenado y a deteriorar lo comprensible, lo cual conduce a la degradación biológica y al caos social. El ideal de Wiener es el de una sociedad en la que la información circule sin impedimentos, aunque distingue tres rasgos de nuestra sociedad que se oponen a ello: la práctica del secreto, los contrasentidos debidos a la desigualdad de acceso a la información y su transformación en mercancía. Este ideal se retomó después en los discursos que, desde los años 60, trataban el tema de la "revolución informática".

Fuente: "Historia y crítica de la informática", Philippe Breton.

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