miércoles, 18 de agosto de 2010

Calidad medioambiental de edificios

Actualmente existe un consenso generalizado sobre el impacto que el entorno construido tiene sobre el medio ambiente y la importancia de tomar cartas en el asunto. Es por esto que, desde hace algún tiempo, en los países desarrollados se vienen difundiendo herramientas de aplicación voluntaria para evaluar y certificar la calidad medioambiental de los edificios: LEED en los Estados Unidos, BREAM en el Reino Unido, Casbee en Japón, etc.

Pero en la mayor parte de los países de Latinoamérica el panorama es muy distinto; a falta de una normativa propia, los escasos proyectos certificados que existen han adoptado el sistema LEED como una forma de paliar el vacío imperante en cuanto a medición de los efectos ambientales provocados por la construcción.

Sin embargo -y a pesar de la encomiable iniciativa-, uno de los problemas que tiene la aplicación del sistema LEED sobre los edificios proyectados y construidos en Latinoamérica, es que su sistema de calificación se refiere a los marcos normativos norteamericanos, los cuales no necesariamente se adaptan a nuestras dispares realidades. Un sistema de certificación diseñado en otro país difícilmente pueda evaluar el impacto ambiental de manera realista.

El mayor desafío para los países América Latina sería desarrollar un sistema de certificación de sustentabilidad ambiental que tuviera en cuenta las características propias de cada lugar, sus particularidades ambientales, económicas, políticas y sociales. La regionalización de los parámetros de medición permitiría alcanzar la sustentabilidad de acuerdo con las condiciones locales, haciendo hincapié donde realmente se presenta el beneficio o el impacto negativo.

O habrá que seguir la corriente gestada en los Estados Unidos que consiste en construir edificios sustentables sin obtener certificación alguna, tal como lo hizo el New York Times, diario que cuenta con uno de los edificios más amigables con el ambiente y al que no le interesa ser avalado por nadie.

Fuente: Víctor Feingold. Editorial del número 44 de la revista Facility Magazine.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

RSS RSS